Es muy importante tener lo que se quiere, saber que tú eres capaz de crear la abundancia que quieres, pero de nada sirve un bolsillo abundante si tu corazón esta vacío y atormentado.
Hace unos años conocí a David Rodriguez de México, un joven muy inteligente y trabajador, dueño de una pequeña empresa de servicio de computadores. David trabajaba muy duro y por su calidad y sus valores, sus clientes lo recomendaban mucho, así que el crecía y aumentaba sus ingresos, ¡pero
también sus gastos!
Después de conocer mi programa Pensamiento Millonario se dió cuenta que él tenia una noción totalmente equivocada de lo que era construir riqueza, por esto aunque trabajaba mucho no parecía ver los resultados.
David sólo hacía lo que había aprendido de sus padres, «verdades» con las que había crecido. Aunque no quería, estaba programado a repetir la historia de sus padres y no sabía que había algo muy poderoso que lo mantenía anclado.
Así como David, Martha Luda Peñaranda de Colombia, profesional muy inteligente, que apoyaba a su esposo en el negocio y aunque trabajaban muchísimo, no veían el dinero que apenas pasaba por sus manos.
Parecía que estas personas tuvieran un termostato que les impedía ser ricos y cada vez que llegaban a cierta cantidad de ingresos, sus gastos aumentaban hasta dejarlos incluso con menos dinero del que tenían antes, y con mas trabajo.
Pero todo esto cambió el día que conocieron mi programa Pensamiento Millonario. He sido empresario exitoso, y durante 35 años he ayudado a cientos de personas como Tú a crear más abundancia, libertad financiera y balance en sus vidas. Y lo he podido hacer porque mi historia es como la de muchos de ellos, quizás como tu propia historia.
Nací en un hogar con grandes desafíos económicos y emocionales, mi padre fue alcohólico y mi madre luchó sola para sacarnos adelante a mis tres hermanos y a mí, con grandes esfuerzos a pesar de que ella apenas había terminado sus estudios primarios. Mi padre se fue de la casa cuando yo tenía 14 años, y pagué mis estudios vendiendo corbatas en las calles de Bogotá y haciendo lo que podía para superar el caos económico y emocional en que vivíamos.
Me prometí, no repetir la historia de mis padres. Después de grandes altibajos logré terminar graduarme como abogado y convertirme en un empresario exitoso a los 26 años. A los 30, ya era millonario, me había casado, tenía 2 hijos, respeto, y credibilidad social. A pesar de esto, me sentía vacío, irritable, tenso, y me preguntaba: «¿cómo si he logrado todo lo que me dijeron que se requería para ser feliz, no sentía esa paz o felicidad que se supone debería sentir?»
Mi éxito se me convirtió en mi problema. No supe mantener mi balance, ni manejar lo que había logrado, y quebré. Perdí todo y más de lo que había construido, quedé debiendo millones de dólares.
Con esto, la vida me dio una gran lección, aunque hubiera preferido que alguien me la enseñara, porque el precio fue muy alto. No sólo en lo económico sino en el maltrato de mis relaciones y mis afectos.
Sin embargo, aprendí entre muchas, tres lecciones que me cambiaron la vida:
1. Que es muy importante aprender a ganar dinero y a crear abundancia, eso lo hice muy bien.
2. Que es MÁS importante aprender a MANTENER y MANEJAR el dinero, por poco o mucho que ganes.
3. Que manejar los pensamientos, los miedos y las emociones acerca del dinero, es esencial para lograr verdadero balance en tu vida.
Estas valiosísimas lecciones me permitieron recuperarme y ganar una mejor situación financiera, pero lo mejor, aprendí a disfrutar de lo que tenía.
Cuánto hubiera querido que alguien me enseñara esto que me causó tanto dolor y problemas a mí y a los míos. Porque yo sentía honestamente que estaba haciendo lo mejor y era sincero, pero estaba equivocado…Por esto, aunque trabajaba y trabajaba, NO SALIA. Cuánto hubiera querido ser más abierto y dejarme enseñar. Si me hubiera Mirado a Mí Mismo, hubiera Reconocido que podía hacerlo mejor.
¡Cuántos dolores y desvelos me hubiera evitado!
Por esto, me he dedicado a compartir este tesoro que sé que ha ayudado a cientos de miles de personas, a lograr, mantener y disfrutar de una manera más fácil y grata, de su libertad financiera.