Yo pensaba que no me quejaba mucho… y no me daba cuenta del daño que me estaba haciendo. La quejadera es una de maneras más inútiles de progresar, porque solemos quejarnos no sólo de lo que podemos solucionar, sino de lo que no podemos arreglar.

María Mercedes es una de mis mejores amigas, y ella describe la quejadera como “el hábito de lamentarse y no buscar soluciones”.

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